Quizás el mejor diálogo en la literatura argentina del siglo XX
“El farmacéutico guiñó lentamente el párpado izquierdo y luego dijo:
- No te aflijás. Los tiempos de tribulación de que hablan las Escrituras han llegado. ¿No me he casado ya con la Coja, con la Ramera? ¿No se ha levantado el hijo contra el padre y el padre contra el hijo? La revolución está más cerca de lo que la desean los hombres. ¿No sos vos el fraudulento y el lobo que diezma el rebaño...?
- Pero, decime, ¿vos no podés prestarme esos seiscientos pesos?
El otro movió lentamente la cabeza:
- ¿Te pensás que porque leo la Biblia soy un otario?
Erdosain lo miró desesperado:
- Te juro que los debo.
De pronto ocurrió algo inesperado.
El farmacéutico se levantó, extendió el brazo y haciendo chasquear la yema de los dedos, exclamó ante el mozo del café que miraba asombrado la escena:
- Rajá, turrito, rajá.
Erdosain, rojo de vergüenza, se alejó. Cuando en la esquina volvió la cabeza, vió que Ergueta movía los brazos hablando con el camarero.”
Éste fragmento pertenece a la novela Los siete locos, de Roberto Arlt, escrita en 1929; cuando todavía los escritores en Argentina escribían de tu.