Meditaciones trasnochadas
Desde algunas revistas, pero sobre todo desde la televisión -¿algo así como la niñera electrónica?- nos vemos desbordados por el hecho del glamour: pareciera que todo debe tener glamour, o bien ser glamoroso; y pretenden que creamos que tantas modelos en ascenso; tantas parejas armadas artificialmente solo para la foto; tanto músico de rock en eterna pose de artista; esel glamour. Pero todo esto no es otra cosa que un sucedaneo vulgar. Glamour era el de antes.
Si no, dejenme repasar algunoe hecho sucedidos en los últimos cuarenta años:
A principios de los años `60 Kennedy tenía como amante (entre otras) a uno de los mitos sexuales del siglo XX. Treinta años después, Bill Clinton es sorprendido in fraganti mientras es sometido a una felación por un bagallo impresentable; y para rematar lo kitch de la situación, todo ocurrió dentro de la Casa Blanca.
Durante los `70 los músicos de rock morían como debe hacerlo alguien que realmente es un reventado de verdad, no reventado frente a los papparazis; Hendrix, Joplin, Bonham; y en cierta medida Morrison y Elvis son ejemplos de lo que quiero decir.
En cambio, ahora, los músicos de rock se mueren enfermos: Marley, Mercury, Harrison. ¿En que lugar dejaron guardada la actitud que decian tener?
Alguno podrá retrucarme que me equivoco en cuanto a lo último, y pondrían como ejemplo a Cobain, que se voló la cabeza de un escopetazo. Pero, por supuesto, es el menos glamoroso de todos: sangre y restos de tejido cerebral esparcidos por toda la habitación son más acordes a la portada de Crónica que a la de Paris Match.