Poema quince
Rojo sobre rojo sobre rojo;
sabor de tiza en los dedos
escuchando a un perro
rasguidos de bolsas,
deshechos,
el tipo rasca su barba de tres días,
no hay nadie aquí
manecillas pálidas,
cansadas,
aburridas de tanto tiempo quieto;
no hay nadie aquí;
el susurro del rojo tras sus ojos;
helechos cristalizados,
serenos como manojo de estopa;
frágil canto de sapos;
la lluvia cae sobre el rojo
contra rojo sobre mármol
áspero recuerdo de mortajas;
paños sucios de sueños;
no hay nadie aquí.