Ordenando papeles viejos
Durante el mes de enero casi no he sumado posts al blog; no fue falta de inspiración -que es alguien en que no creo-; simplemente es falta de deseos de escribir. Muchos piensan en el escritor como alguien que es capaz de “escuchar” las voces de las musas, las cuales encenderán su impulso creativo.
Nada de esto es cierto, al menos en mi caso. Escribir es un trabajo como cualquier otro. Escribir requiere tiempo y estímulo; y en éste último mes, poco de ello me fue dado.
Estuve escribiendo para mí; recomenzando una novela que padeció demasiados altibajos. Se titula al fin, luego de muchos intentos de títulos fallidos, Los hábitos de las hormigas.
El primer párrafo de cualquier texto siempre es el más importante; la frase con la que comienza Los hábitos de las hormigas, vino a mí mientras estaba en el colectivo 551, frente al casino de Mar del Plata: Floreal Acevedo va a morir hoy, poco después de las diez de la noche, y no lo sabe.
Haber descubierto que uno de los personajes alrededor del cual se desarrolla la novela morirá en el presente de la acción narrada me conmocionó. Ese hecho se transformó en el signo capaz de impulsarme a recomenzar a escribir la(s) historia(s) de la novela.
Este blog puede ser el punto de descanso para la novela.