Algo espantoso
Ayer -jueves 23 de agosto de 2007- mientras almorzaba, me acompañaba con el noticiero por televisión. Mezclado con la desesperación de Riquelme por volver a Boca (aunque sea juego gratis por un año); la pachorra del gobierno peruano por brindar soluciones ante el terremoto; y los actos políticos (siempre en privado y con los amigos) para lanzar candidaturas; me regalan el reportaje a un matrimonio mayor, calculo que rondarían los setenta años, “víctima de un salvaje atraco por parte de dos peligrosos malvivientes”.
La nota era ilustrada con bellas imágenes de la puerta violentada, aquella por la que entraron los ladrones; los distintos ambientes de la casa donde todo se encuentra revuelto, ropa tirada por todos lados, algunos muebles volcados, y cajones desparramados.
El hombre habla con el notero. En su cara puedo ver que fue golpeado. Cuenta que los ladrones eran dos, y que forzaron una puerta que da al fondo e irrumpieron en la morada cuando el matrimonio se hallaba en ella. El hombre también narra que lo maniataron, y golpearon.
El notero quiere saber si los malvivientes (notaron que los ladrones ya no son ladrones, sino malvivientes o delincuentes) estaban encapuchados o no.
La víctima dice que no, que entraron a cara descubierta.
Y que el que le pegó “tenia cara de boliviano” (sic)