Poema dieciocho
Palabras, palabras, palabras,
música danzando en su propio ritmo;
ritmo quebrado, ausente;
imágenes dibujadas
en su propia cadencia;
no descubrimos su significado,
no podemos hacerlo;
nacen en la cueva de nuestra boca,
semejantes a pequeñas bestias,
suaves, tibias, peludas;
nacen y huyen de nosotros;
nos odian,
somos sus padres;
desearían asesinarnos,
pero no se atreven;
su venganza es ser ellas mismas,
carentes de significado;
nos conducen a extraviarnos;
ellas son el mismo camino
que debemos transitar;
corren delante nuestro,
siempre un paso más allá,
no logramos alcanzarlas,
tropezamos,
observando como luchan entre ellas;
se destrozan a dentelladas,
sus manos rasgan
la carne roja de sus hermanas;
la fragancia dulce de la sangre las altera;
y nos observan disfrutando nuestro asco;
deseamos dominarlas,
pero sospechamos que es imposible;
resignados, vemos;
extraviados, buscamos a tientas;
ya sin furia, buscamos atraerlas a nosotros;
se resisten;
se burlan;
por fin,
se alejan de nosotros.