La belle bête, de Karim Hussain
¿Los triángulos amorosos son un cliché en el cine? Si, de acuerdo.
¿Las familias disfuncionales son un tema muy visto? Es cierto, todos nos acordamos de Belleza americana.
¿Los psicópatas de las películas, nos hartaron? Por supuesto que sí, pero de todos modos no podemos dejar de ver una película donde haya uno.
¿Entonces por qué habría que ver La belle bête?
Porque dejando de lado el uso de éstos clichés, la película es buena. Y los utiliza de un modo que va más allá del simple lugar común.
Es la historia de una familia -madre, hijo e hija- cuyo padre ha fallecido años atrás, ahogado en un lago cercano a la casa de campo donde viven recluidos del resto del mundo. Mientras la madre y el hijo mantienen una relación cercana al incesto; en la hermana, Isabelle-Marie, va naciendo el rencor hacia su madre, ya que poco a poco comprende que está enamorada de su hermano.
Pero Isabelle-Marie solo es capaz de relacionarse con los demás a través del dolor y el sufrimiento; es entonces que los lugares comunes son dejados a un lado y la película nos obliga a sumergirnos en una trama densa, morbosa, plena de gozo sádico. La película lleva hasta el extremo una idea que Ballard planteó en Crash: la imposibilidad de relacionarse con el otro sin dejar de dañarlo.
Creo que una sola escena basta para dar una idea de lo oscuro de La belle...: Isabelle-Marie le confiesa a su hermano que lo ama, luego de emborracharlo y quemarle la cara con agua hirviendo.
Recomendable, pero no es para cualquiera.
foto: www.equinoxefilms.com