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Absurdos en la ficción de la TV


Los norteamericanos, como cualquier otra idiosincrasia, tiene desde el punto de vista cultural cosas por demás abyectas. Pero por lo que no se les puede recriminar nada, es en la calidad de construir guiones, sean de cine como de televisión.

Imaginemos la película más berreta y mediocre que puedan mandarnos; estoy seguro que el guión por lo menos es correcto. La calidad final de la película depende de otros factores, pero el guión, en cuanto estructura narrativa, va a tener un piso mínimo de calidad.
Lo mismo ocurre con los guiones de TV: no sólo cuentan buenas historias, también lo hacen de un modo interesante y verosímil.

¿Y qué tenemos por estos lados?
Los guiones para TV en Argentina tienen la virtud de contener en si mismos todos los defectos, errores, y fallas que debe tener un mal guión.
Pasemos revista:

Todas las escenas se resuelven con el uso de una puerta. Hay dos personajes manteniendo un diálogo, y alguien entra por una puerta, y nace un conflicto. O bien hay dos personajes manteniendo un diálogo, y uno de ellos sale por la puerta, y nace un conflicto. Pareciera que la historia sólo logra avanzar con gente entrando o saliendo a través de una puerta, los guionistas argentinos son incapaces de resolver o plantear nudos argumentales de otro modo.

En una sociedad, donde la gente joven ya consiguió una enorme independencia, en los programas de ficción son los únicos lugares donde el hijo (o la hija) al casarse vive con su pareja en la casa de sus padres.


Toda familia televisiva debe constar de al menos: una esposa; un marido; tres hijos de ambos sexos; una suegra; la prima, hermano, amigo de uno de los cónyuges; la novia del hijo mayor (el mayor siempre es varón); un empleado del padre, por lo general distraído o gracioso.


El padre nunca es empleado, siempre es comerciante y el negocio funciona en el frente de la casa.


La esposa no trabaja. Se pasa todo el día paseando, de compras o en la peluquería. Pero la casa siempre está impecable y ordenada.


En algún momento alguien le va a meter los cuernos a otro alguien. Pero siempre deben ser personajes protagónicos.


Si el matrimonio sobre el cual gira la historia enfrenta el terrible flagelo del divorcio, el conflicto va a quedar en nada. Después de estar dando vueltas con eso durante no menos de veinte capítulos, terminarán juntos y en armonía.


Todas las familias que muestra la TV tienen rasgos disfuncionales, sin embargo las historias que se narran ponen el énfasis sobre la idea de familias modelo: la esposa nunca va a largar todo por su amante; el hijo menor vencerá su adicción a la merca; la hija no va a terminar conviviendo con ese productor de cine porno que la quiere llevar de vacaciones a Ibiza.


En toda ficción debe haber un grupo de al menos seis adolescentes que van a generar una historia paralela a la principal.


Al menos dos de esos adolescentes tienen un grupo de música. O bien hacen cumbia, o bien un pop insulso al mejor estilo Miranda.


Una de las del grupo de adolescentes en cuestión, siempre la más perra, intentará acostarse con el padre de la familia. El padre en cuestión siempre va a estar a un paso de estupro, pero sus convicciones morales le impedirán llevar las cosas a término. Dije sus convicciones morales, no su amor por la esposa.

Bien (o mal) pensado todo lo anterior es patético, ¿no? Bueno, de un modo básico, así es como funcionan los guiones de la mayor parte de los programas de ficción en la TV de Argentina.