El grillo ishiguta
Son originarios de Japón; algo más pequeños que el grillo común; su color es negro brillante, semejante al cinabrio pulido; parecen pequeñas gemas.
Habitan los rincones húmedos y oscuros de las casas desde hace siglos: suponemos que serían incapaces de sobrevivir lejos del hombre. Durante la mayor parte del año permanecen sumidos en una especie de sueño, uno creería, si pudiera verlos en ese momento –pero esto es imposible- que están muertos. Hacia finales de la primavera regresan a la vida, a su rutina diaria, al acoso de moscones y lombrices, de ácaros y pequeños roedores. Cazan en grupo, se mueven como un solo cuerpo de formas cambiantes, negro, lustroso.
Es entonces que se aparean, en grupo, formando una masa viscosa, repugnante. Ya comenzado el verano, las larvas se han transformado en replicas diminutas de los adultos. Y caerán en su letargo de diez meses luego de dar cuentas de sus padres.